lunes, 15 de noviembre de 2010

Evaluación de docentes y directivos docentes: Discusiones y perspectivas

Con relación a la evaluación de docentes y directivos docentes es importante reconocer el esfuerzo del gobierno nacional por establecer claramente los momentos, conceptos y criterios que regulan dicha evaluación.  Como aspectos positivos cabe resaltar que el concurso de méritos en el cual se evalúan las competencias profesionales constituye una evidencia de la transformación en la dinámica de los nombramientos, ya que en muchos municipios éstos estaban determinados por afinidades políticas, es decir la burocracia estaba por encima de los fundamentos pedagógicas que deberían primar en el proceso.

En este sentido el cambio fundamental es la claridad del proceso que establece el decreto 1278, pero es necesario hacer una reflexión más profunda que contribuya a la cualificación humana del docente; es decir una reflexión etiológica, del ser del maestro.  Es indudable que beneficios como el ascenso en el escalafón y una mejor remuneración son aspectos claves que pueden determinar la calidad de vida del docente, pero si lo que se busca es impactar en la transformación del sentido de la educación de un país como Colombia, enmarcado en una realidad de violencia, entonces, es necesario replantear la importancia del saber del docente, no como sujeto de conocimiento sino ante todo como persona.

1 comentarios:

YOLIMA SANCHEZ dijo...

La evaluación docente no puede ser aplicada sin desarrollar un marco que dé cuenta de cómo entendamos la educación y el proceso de enseñanza-aprendizaje; de cómo visualizamos nuestro país; de cómo apreciamos la crisis de la actual sociedad y de las relaciones de poder establecidos; pues de todo esto dependerá cómo entendamos el proceso de evaluación docente, qué instrumento usaré, qué modelos utilizaré y sobre todo para qué realizo todo este proceso evaluativo; considero que este último aspecto es el que más escozor a generado dentro de los docentes, puesto que no sea utilizado de manera formativa sino represaría, además que determina los ingresos de los docentes, sin permitir un desarrollo de una carrera digna por su trabajo y desarrollo institucional sino que lo correlaciona con el resultado de una evaluación.
Valdría la pena preguntarnos entonces ¿Para que la evaluación docente? ¿Será a caso un esfuerzo por potenciar la Escuela Pública de calidad o una estrategia para minimizar costos en las nominas de docentes?

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